Miércoles, febrero 16 2011 21: 22

Tendones

Valora este artículo
(0 votos)

La deformación que ocurre cuando se aplica y elimina la fuerza se llama deformación "elástica". La deformación que ocurre después de la aplicación o remoción de fuerza se llama deformación “viscosa”. Debido a que los tejidos del cuerpo exhiben propiedades tanto elásticas como viscosas, se denominan "viscoelásticos". Si el tiempo de recuperación entre esfuerzos sucesivos no es lo suficientemente largo para una fuerza y ​​duración dadas, la recuperación no será completa y el tendón se estirará más con cada esfuerzo sucesivo. Goldstein et al. (1987) encontraron que cuando los tendones flexores de los dedos fueron sometidos a 8 segundos (s) de carga fisiológica y 2 s de descanso, la tensión viscosa acumulada después de 500 ciclos fue igual a la tensión elástica. Cuando los tendones se sometieron a 2 s de trabajo y 8 s de reposo, la deformación viscosa acumulada después de 500 ciclos fue insignificante. Aún no se han determinado los tiempos críticos de recuperación para determinados perfiles de trabajo-descanso.

Los tendones se pueden caracterizar como estructuras compuestas con haces paralelos de fibras de colágeno dispuestas en una matriz gelatinosa de mucopolisacárido. Las fuerzas de tracción en los extremos del tendón provocan el despliegue de ondulaciones y el enderezamiento de las hebras de colágeno. Las cargas adicionales provocan el estiramiento de los hilos enderezados. En consecuencia, el tendón se vuelve más rígido a medida que se alarga. Las fuerzas de compresión perpendiculares al eje largo del tendón hacen que las hebras de colágeno se acerquen más entre sí y dan como resultado un aplanamiento del tendón. Las fuerzas de cizallamiento en el lado del tendón provocan el desplazamiento de las hebras de colágeno más cercanas a la superficie con respecto a las más alejadas, y dan a la vista lateral del tendón un aspecto sesgado.

Los tendones como estructuras

Las fuerzas se transmiten a través de los tendones para mantener el equilibrio estático y dinámico para los requisitos de trabajo específicos. Los músculos que se contraen tienden a rotar las articulaciones en una dirección, mientras que el peso del cuerpo y de los objetos de trabajo tiende a rotarlas en la otra dirección. La determinación exacta de estas fuerzas de los tendones no es posible porque hay múltiples músculos y tendones que actúan sobre cada estructura articular; sin embargo, se puede demostrar que las fuerzas musculares que actúan sobre los tendones son mucho mayores que el peso o las fuerzas de reacción de los objetos de trabajo.

Las fuerzas ejercidas por los músculos que se contraen se denominan fuerzas de tracción porque estiran el tendón. Las fuerzas de tensión se pueden demostrar tirando de los extremos de una banda elástica. Los tendones también están sujetos a fuerzas de compresión y cizallamiento ya presiones de fluidos, que se ilustran en la Figura 4 para los tendones flexores de los dedos en la muñeca.

Figura 1. Diagrama esquemático de tendón estirado alrededor de una superficie anatómica o polea y las correspondientes fuerzas de tracción (Ft), fuerzas de compresión (Fc), fuerzas de fricción (Ff) y presión hidrostática o de fluido (Pf).

MUS040F1

El esfuerzo de los dedos para agarrar o manipular objetos de trabajo requiere la contracción de los músculos del antebrazo y la mano. A medida que los músculos se contraen, tiran de los extremos de sus respectivos tendones, que pasan por el centro y la circunferencia de la muñeca. Si la muñeca no se mantiene en una posición en la que los tendones estén perfectamente rectos, presionarán contra las estructuras adyacentes. Los tendones flexores de los dedos presionan contra los huesos y ligamentos dentro del túnel carpiano. Se puede ver que estos tendones sobresalen debajo de la piel hacia la palma durante un pellizco enérgico con la muñeca flexionada. De manera similar, se puede ver que los tendones extensores y abductores sobresalen en la parte posterior y lateral de la muñeca cuando se extiende con los dedos extendidos.

Las fuerzas de fricción o cizallamiento son causadas por esfuerzos dinámicos en los que los tendones rozan contra superficies anatómicas adyacentes. Estas fuerzas actúan sobre y paralelas a la superficie del tendón. Las fuerzas de fricción se pueden sentir presionando y deslizando simultáneamente la mano contra una superficie plana. El deslizamiento de los tendones sobre una superficie anatómica adyacente es análogo al deslizamiento de una correa alrededor de una polea.

La presión del fluido es causada por esfuerzos o posturas que desplazan el fluido fuera de los espacios alrededor de los tendones. Los estudios de la presión del canal carpiano muestran que el contacto de la muñeca con superficies externas y ciertas posturas producen presiones lo suficientemente altas como para afectar la circulación y amenazar la viabilidad del tejido (Lundborg 1988).

La contracción de un músculo produce un estiramiento inmediato de su tendón. Los tendones unen los músculos. Si se mantiene el esfuerzo, el tendón seguirá estirándose. La relajación del músculo dará como resultado una recuperación rápida del tendón seguida de una recuperación más lenta. Si el estiramiento inicial estuvo dentro de ciertos límites, el tendón recuperará su longitud inicial sin carga (Fung 1972).

Los tendones como tejidos vivos

La fuerza de los tendones contrasta con la delicadeza de los mecanismos fisiológicos subyacentes mediante los cuales se nutren y sanan. Intercalados dentro de la matriz del tendón hay células vivas, terminaciones nerviosas y vasos sanguíneos. Las terminaciones nerviosas proporcionan información al sistema nervioso central para el control motor y advertencia de sobrecarga aguda. Los vasos sanguíneos juegan un papel importante en la nutrición de algunas áreas del tendón. Algunas áreas de los tendones son avasculares y dependen de la difusión del líquido secretado por los revestimientos sinoviales de las vainas externas de los tendones (Gelberman et al. 1987). El líquido sinovial también lubrica los movimientos de los tendones. Las vainas sinoviales se encuentran en lugares donde los tendones entran en contacto con superficies anatómicas adyacentes.

La deformación elástica o viscosa excesiva del tendón puede dañar estos tejidos y afectar su capacidad de cicatrización. Se supone que la deformación puede impedir o detener la circulación y la nutrición de los tendones (Hagberg 1982; Viikari-Juntura 1984; Armstrong et al. 1993). Sin una circulación adecuada, la viabilidad celular se verá afectada y la capacidad del tendón para sanar se verá reducida. La deformación del tendón puede provocar pequeños desgarros que contribuyen aún más al daño celular y la inflamación. Si se restablece la circulación y se le da al tendón el tiempo de recuperación adecuado, los tejidos dañados sanarán (Gelberman et al. 1987; Daniel y Breidenbach 1982; Leadbetter 1989).

Trastornos de los tendones

Se ha demostrado que los trastornos de los tendones ocurren en patrones predecibles (Armstrong et al. 1993). Sus localizaciones ocurren en aquellas partes del cuerpo asociadas con altas concentraciones de tensión (p. ej., en los tendones del supraespinoso, el bíceps, los músculos flexores y extensores extrínsecos de los dedos). Asimismo, existe una asociación entre la intensidad del trabajo y la prevalencia de trastornos tendinosos. Este patrón también se ha mostrado en atletas aficionados y profesionales (Leadbetter 1989). Los factores comunes tanto en trabajadores como en deportistas son los esfuerzos repetitivos y la sobrecarga de las unidades músculo-tendinosas.

Dentro de ciertos límites, las lesiones producidas por la carga mecánica sanarán. El proceso de cicatrización se divide en tres etapas: inflamatoria, proliferativa y de remodelación (Gelberman et al. 1987; Daniel y Breidenbach 1982). La etapa inflamatoria se caracteriza por la presencia de infiltración de células polimorfonucleares, brotación capilar y exudación, y dura varios días. La etapa proliferativa se caracteriza por la proliferación de fibroblastos y fibras de colágeno orientadas al azar entre las áreas de la herida y los tejidos adyacentes, y dura varias semanas. La fase de remodelación se caracteriza por la alineación de las fibras de colágeno a lo largo de la dirección de la carga y dura varios meses. Si los tejidos se vuelven a lesionar antes de que se complete la cicatrización, la recuperación puede retrasarse y la afección puede empeorar (Leadbetter 1989). Normalmente, la curación conduce a un fortalecimiento o adaptación del tejido al estrés mecánico.

Los efectos de la carga repetitiva son evidentes en los tendones flexores de los dedos del antebrazo donde entran en contacto con las paredes internas del túnel carpiano (Louis 1992; Armstrong et al. 1984). Se ha demostrado que existe un engrosamiento progresivo del tejido sinovial entre los bordes del túnel carpiano y el centro donde las tensiones de contacto sobre los tendones son mayores. El engrosamiento de los tendones se acompaña de hiperplasia sinovial y proliferación de tejido conjuntivo. El engrosamiento de las vainas de los tendones es un factor ampliamente citado en la compresión del nervio mediano dentro del túnel carpiano. Se puede argumentar que el engrosamiento de los tejidos sinoviales es una adaptación de los tendones al trauma mecánico. Si no fuera por el efecto secundario sobre la compresión del nervio mediano que produce el síndrome del túnel carpiano, podría considerarse un resultado deseable.

Hasta que se determinen los regímenes óptimos de carga de los tendones, los empleadores deben monitorear a los trabajadores en busca de signos o síntomas de trastornos de los tendones para que puedan intervenir con modificaciones en el trabajo para prevenir más lesiones. Los trabajos deben inspeccionarse en busca de factores de riesgo visibles cada vez que se identifique o sospeche un problema en las extremidades superiores. Los trabajos también deben inspeccionarse cada vez que haya un cambio en el estándar de trabajo, el procedimiento o las herramientas, para garantizar que se minimicen los factores de riesgo.

 

Atrás

Leer 8334 veces Ultima modificacion el Miércoles, agosto 03 2011 21: 11
Más en esta categoría: " Músculos Huesos y Articulaciones »

" EXENCIÓN DE RESPONSABILIDAD: La OIT no se responsabiliza por el contenido presentado en este portal web que se presente en un idioma que no sea el inglés, que es el idioma utilizado para la producción inicial y la revisión por pares del contenido original. Ciertas estadísticas no se han actualizado desde la producción de la 4ª edición de la Enciclopedia (1998)."

Contenido

Referencias del sistema musculoesquelético

Agencia para la Política e Investigación del Cuidado de la Salud (AHCPR). 1994. Problemas lumbares agudos en adultos. Pautas de práctica clínica 14. Washington, DC: AHCPR.

Allander, E. 1974. Tasas de prevalencia, incidencia y remisión de algunas enfermedades o síndromes reumáticos comunes. Scand J Rheumatol 3:145-153.

Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos. 1988. Moción conjunta. Nueva York: Churchill Livingstone.
Anderson, JAD. 1988. Artrosis y su relación con el trabajo. Scand J Work Environ Health 10:429-433.

Anderson, JJ y DT Felson. 1988. Factores asociados con la artrosis de rodilla en la primera Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (HANES 1): Evidencia de una asociación con el sobrepeso, la raza y las exigencias físicas del trabajo. Am J Epidemiol 128:179-189.

Ángelides, AC. 1982. Gangliones de la mano y la muñeca. En Cirugía Operativa de la Mano, editado por DP Green. Nueva York: Churchill Livingston.

Armstrong, TJ, WA Castelli, G Evans y R Diaz-Perez. 1984. Algunos cambios histológicos en el contenido del túnel carpiano y sus implicaciones biomecánicas. J Occup Med 26(3):197-201.

Armstrong, TJ, P Buckle, L Fine, M Hagberg, B Jonsson, A Kilbom, I Kuorinka, B Silverstein, B Sjøgaard y E Viikari-Juntura. 1993. Un modelo conceptual para los trastornos musculoesqueléticos del cuello y las extremidades superiores relacionados con el trabajo. Scand J Work Environ Health 19:73-84.

Arnett, FC, SM Edworthy, DA Bloch, DJ McShane, JF Fries, NS Cooper, LA Healey, SR Kaplan, MH Liang, HS Luthra, TAJ Medsger, DM Mitchell, DH Neustadt, RS Pinals, JG Schaller, JT Sharp, RL Wilder y GGHunder. 1988. La American Rheumatism Association 1987 revisó los criterios para la clasificación de la artritis reumatoide. Artritis Rheum 31:315-324.

Aronsson, G, U Bergkvist y S Almers. 1992. Organización del trabajo y trastornos musculoesqueléticos en VDU-Work (sueco con resumen en inglés). Solna: Instituto Nacional de Salud Ocupacional.
Axmacher, B y H Lindberg. 1993. Coxartrosis en granjeros. Clin Orthop 287: 82-86.

Bergenudd, H, F Lindgärde y B Nilsson. 1989. Prevalencia y coincidencia de cambios degenerativos de las manos y los pies en la mediana edad y su relación con la carga de trabajo ocupacional, la inteligencia y el entorno social. Clin Orthop 239:306-310.

Brinckmann, P y MH Papa. 1990. Efectos de cargas y vibraciones repetidas. En The Lumbar Spine, editado por J Weinstein y SW Weisel. Filadelfia: WB Saunders.

Calin, A, J Elswood, S Rigg y SM Skevington. 1988. Espondilitis anquilosante: una revisión analítica de 1500 pacientes: el patrón cambiante de la enfermedad. J Rheumatol 15:1234-1238.

Chaffin, D y GBJ Andersson. 1991. Biomecánica Ocupacional. Nueva York: Wiley.

Daniel, RK y WC Breidenbach. 1982. Tendón: estructura, organización y curación. Cap. 14 en El sistema musculoesquelético: embriología, bioquímica y fisiología, editado por RL Cruess. Nueva York: Churchill Livingstone.

Dougados, M, S van der Linden, R Juhlin, B Huitfeldt, B Amor, A Calin, A Cats, B Dijkmans, I Olivieri, G Pasero, E Veys y H Zeidler. 1991. Criterios preliminares del Grupo Europeo de Estudio de Espondiloartropatía para la clasificación de las espondiloartropatías. Artritis Rheum 34:1218-1227.

Edwards, RHT. 1988. Hipótesis de los mecanismos periféricos y centrales subyacentes al dolor y las lesiones musculares ocupacionales. Eur J Appl Physiol 57(3):275-281.

Felson, DT. 1990. La epidemiología de la osteoartritis de rodilla: resultados del estudio de osteoartritis de Framingham. Sem Arthrit Rheumat 20:42-50.

Felson, DT, JJ Anderson, A Naimark, AM Walker y RF Meenan. 1988. Obesidad y artrosis de rodilla: El estudio de Framingham. Ann Intern Med 109:18-24.

Fung, YB. 1972. Relaciones históricas de tensión-deformación de los tejidos blandos en elongación simple. Cap. 7 en Biomecánica: sus fundamentos y objetivos, editado por YC Fung, N Perrone y M Anliker. Englewood Cliffs, Nueva Jersey: Prentice Hall.

Gelberman, R, V Goldberg, K An y A Banes. 1987. Tendón. Cap. 1 en Injury and Repair of the Musculoskeletal Soft Tissue, editado por SL Woo y JA Buckwalter. Park Ridge, Ill: Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos.

Gemne, G y H Saraste. 1987. Patología ósea y articular en trabajadores que utilizan herramientas vibratorias manuales. Scand J Work Environ Health 13:290-300.

Goldberg, DL. 1987. Síndrome de fibromialgia. Una condición emergente pero controvertida. JAMA 257:2782-2787.

Goldstein, SA, TJ Armstrong, DB Chaffin y LS Matthews. 1987. Análisis de tensión acumulada en tendones y vainas tendinosas. J Biomech 20(1):1-6.

Gran, JT y G Husby. 1993. La epidemiología de la espondilitis anquilosante. Sem Arthrit Rheumat 22:319-334.

Directrices y medidas de auditoría para la supervisión especializada de pacientes con artritis reumatoide. Informe de un Grupo de Trabajo Conjunto de la Sociedad Británica de Reumatología y la Unidad de Investigación del Royal College of Physicians. 1992. J Royal Coll Phys 26:76-82.

Hagberg, M. 1982. Síntomas y trastornos de la distensión muscular local del hombro. JHum Ergol 11:99-108.
Hagberg, M y DH Wegman. 1987. Tasas de prevalencia y razones de probabilidad de enfermedades del cuello del hombro en diferentes grupos ocupacionales. Brit J Ind Med 44:602-610.

Hagberg, M, H Hendrick, B Silverstein, MJ Smith, R Well y P Carayon. 1995. Trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo (WMSD): un libro de referencia para la prevención, editado por I Kuorinka y L Forcier. Londres: Taylor & Francis.

Hägg, GM, J Suurküla y Å Kilbom. 1990. Predicters for Work-Related Shoulder-Neck Disorders (sueco con resumen en inglés). Solna: Instituto Nacional de Salud Ocupacional.

Halpern, M. 1992. Prevención del dolor lumbar: Ergonomía básica en el lugar de trabajo y la clínica. Clin Rheum de Bailliere 6: 705-730.

Hamerman, D y S Taylor. 1993. Factores humorales en la patogénesis de la osteoartritis. En Humoral Factors in the Regulation of Tissue Growth, editado por PP Foá. Nueva York: Springer.

Hannan, MT, DT Felson, JJ Anderson, A Naimark y WB Kannel. 1990. Uso de estrógenos y osteoartritis radiográfica de la rodilla en mujeres. Artritis Rheum 33:525-532.

Hansen, SM. 1993. Arbejdsmiljø Og Samfundsøkonomi -En Metode Til Konsekvensbeskrivning. Norte: Nordisk Ministerråd.

Hansen, SM y PL Jensen. 1993. Arbejdsmiljø Og Samfundsøkonomi - Regneark Og Dataunderlag. Norte: Nordisk Ministerråd. (Seminario Nordiske - og Arbejdsrapporter 1993:556.)

Hansson, JE. 1987. Förararbetsplatser [Estaciones de trabajo para conducir, en sueco]. En Människan I Arbete, editado por N Lundgren, G Luthman y K Elgstrand. Estocolmo: Almqvist & Wiksell.

Heliövaara, M, M Mäkelä y K Sievers. 1993. Enfermedades musculoesqueléticas en Finlandia (en finlandés). Helsinki: Kansaneläkelaitoksen julkaisuja AL.

Järvholm U, G Palmerud, J Styf, P Herberts, R Kadefors. 1988. Presión intramuscular en el músculo supraespinoso. J Orthop Res 6:230-238.

Júpiter, JB y HE Kleinert. 1988. Lesiones vasculares de la extremidad superior. En La Mano, editado por R Tubiana. Filadelfia: WB Saunders.

Kärkkäinen, A. 1985. La osteoartritis de la mano en la población finlandesa de 30 años o más (en finlandés con un resumen en inglés). Finlandia: Publicaciones de la Institución del Seguro Social.

Kivi, P. 1982. La etiología y el tratamiento conservador de la epicondilitis humeral. Scand J Rehabil Med 15:37-41.

Kivimäki, J. 1992. Hallazgos ultrasónicos relacionados con el trabajo en las rodillas de los colocadores de alfombras y pisos. Scand J Work Environ Health 18: 400-402.

Kivimäki, J, H Riihimäki y K Hänninen. 1992. Trastornos de la rodilla en pintores y instaladores de alfombras y pisos. Scand J Work Environ Health 18:310-316.

Kohatsu, ND y D Schurman. 1990. Factores de riesgo para el desarrollo de osteoartrosis de rodilla. Clin Orthop 261:242-246.

Kuorinka, I, B Jonsson, Å Kilbom, H Vinterberg, F Biering-Sørensen, G Andersson y K Jørgensen. 1987. Cuestionarios nórdicos estandarizados para el análisis de síntomas musculoesqueléticos. Appl Ergon 18:233-237.

Kurppa, K, E Viikari-Juntura, E Kuosma, M Huus-konen y P Kivi. 1991. Incidencia de tenosinovitis o peritendinitis y epicondilitis en una fábrica de procesamiento de carne. Scand J Work Environ Health 17:32-37.

Leadbetter, WB. 1989. Conceptos de estadificación clínica en trauma deportivo. Cap. 39 en Sports-Induced Inflammation: Clinical and Basic Science Concepts, editado por WB Leadbetter, JA Buckwalter y SL Gordon. Park Ridge, Ill: Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos.

Lindberg, H y F Montgomery. 1987. Trabajo pesado y la aparición de gonartrosis. Clin Orthop 214:235-236.

Liss, GM y S Stock. 1996. ¿La contractura de Dupuytren puede ser laboral?: Revisión de la evidencia. Am J Ind Med 29:521-532.

Luis, DS. 1992. El síndrome del túnel carpiano en el lugar de trabajo. Cap. 12 en Trastornos ocupacionales de las extremidades superiores, editado por LH Millender, DS Louis y BP Simmons. Nueva York: Churchill Livingstone.

Lundborg, G. 1988. Reparación y lesión nerviosa. Edimburgo: Churchill Livingstone.
Manz, A y W Rausch. 1965. Zur Pathogenese und Begutachtung der Epicondylitis humeri. Münch Med Wochenshcr 29:1406-1413.

Marsden, CD y MP Sheehy. 1990. Calambre del escritor. Tendencias Neurosci 13:148-153.

Mense, S. 1993. Mecanismos periféricos de nocicepción muscular y dolor muscular local. J Musculoskel Pain 1(1):133-170.

Moore, JS. 1992. Función, estructura y respuestas de la unidad músculo-tendinosa. Occup Med: State Art Rev 7(4):713-740.

Mubarak, SJ. 1981. Síndromes compartimentales por esfuerzo. En Compartment Syndromes and Volkmann's Contracture, editado por SJ Mubarak y AR Hargens. Filadelfia: WB Saunders.

Nachemson, A. 1992. Mecánica lumbar según lo revelado por las mediciones de presión intradiscal lumbar. En The Lumbar Spine and Back Pain, editado por MIV Jayson. Edimburgo: Churchill Livingstone.

Obolenskaja, AJ y Goljanitzki, JA. 1927. Die seröse Tendovaginitis in der Klinik und im Experiment. Dtsch Z Chir 201:388-399.

Partridge, REH y JJR Duthie. 1968. Reumatismo en estibadores y funcionarios públicos: una comparación de trabajadores manuales pesados ​​y sedentarios. Ann Rheum Dis 27:559-568.

Rafusson V, OA Steingrímsdóttir, MH Olafsson y T Sveinsdóttir. 1989. Muskuloskeletala besvär bland islänningar. Nord Med 104: 1070.

Roberts, S. 1990. Muestreo del disco intervertebral. En Methods in Cartilage Research, editado por A Maroudas y K Kuettner. Londres: Prensa académica.

Rydevik, BL y S Holm. 1992. Fisiopatología del disco intervertebral y estructuras adyacentes. En The Spine, editado por RH Rothman y FA Simeone. Filadelfia: WB Saunders.

Schüldt, K. 1988. Sobre la actividad de los músculos del cuello y la reducción de la carga en las posturas sentadas. Doctor. tesis, Instituto Karolinska. Estocolmo.

Schüldt, K, J Ekholm, J Toomingas, K Harms-Ringdahl, M Köster y Stockholm MUSIC Study Group 1. 1993. Asociación entre la resistencia/esfuerzo en los extensores del cuello y los trastornos del cuello informados (en sueco). En Investigación de Estocolmo 1, editado por M Hagberg y C Hogstedt. Estocolmo: MUSIC Books.

Silverstein, BA, LJ Fine y J Armstrong. 1986. Trastornos traumáticos acumulativos de mano y muñeca en la industria. Brit J Ind Med 43:779-784.

Sjøgaard, G. 1990. Fatiga muscular inducida por el ejercicio: La importancia del potasio. Acta Physiol Scand 140 Supl. 593:1-64.

Sjøgaard, G, OM Sejersted, J Winkel, J Smolander, K Jørgensen y R Westgaard. 1995. Evaluación de la exposición y mecanismos de patogenia en los trastornos musculoesqueléticos relacionados con el trabajo: aspectos significativos en la documentación de los factores de riesgo. En Trabajo y Salud. Base científica del progreso en el entorno laboral, editado por O Svane y C Johansen. Luxemburgo: Comisión Europea, Dirección General V.

Spitzer, WO, FE LeBlanc, M Dupuis, et al. 1987. Enfoque científico para la evaluación y el manejo de los trastornos de la columna vertebral relacionados con la actividad. Lomo 12(7S).

Tidswell, M. 1992. Libro de texto de ortopedia y reumatología de Cash para fisioterapeutas. Europa: Mosby.

Thompson, AR, LW Plewes y EG Shaw. 1951. Peritendinitis crepitante y tenosinovitis simple: un estudio clínico de 544 casos en la industria. Brit J Ind Med 8:150-160.

Urban, JPG y S Roberts. 1994. Química del disco intervertebral en relación con los requisitos funcionales. En Modern Manual Therapy de Grieve, editado por JD Boyling y N Palastanga. Edimburgo: Churchill Livingstone.

Viikari-Juntura, E. 1984. Tenosinovitis, peritendinitis y síndrome del codo de tenista. Scand J Work Environ Health 10:443-449.

Vingård, E, L Alfredsson, I Goldie y C Hogstedt. 1991. Ocupación y artrosis de cadera y rodilla. Int J Epidemiol 20:1025-1031.

Vingård, E, L Alfredsson, I Goldie y C Hogstedt. 1993. Deporte y artrosis de cadera. Am J Sports Med 21:195-200.

Waters, TR, V Putz-Anderson, A Garg y LJ Fine. 1993. Ecuación NIOSH revisada para el diseño y evaluación de tareas de elevación manual. Ergonomía 36:739-776.

Wickström, G, K Hänninen, T Mattsson, T Niskanen, H Riihimäki, P Waris y A Zitting. 1983. Degeneración de rodilla en trabajadores de refuerzo de hormigón. Brit J Ind Med 40:216-219.

Wolfe, F. 1986. El síndrome clínico de fibrositis. Am J Med 81 Supl. 3A:7-14.

Wolfe, F, HA Smythe, MB Yunus, RM Bennett, C Bombardier, DL Goldenberg, P Tugwell, SM Campbell, M Abeles, P Clark, AG Fam, SJ Farber, JJ Fiechtner, CM Franklin, RA Gatter, D Hamaty, J Lessard, AS Lichtbroun, AT Masi, GA McCain, WJ Reynolds, TJ Romano, IJ Russell y RP Sheon. 1990. Los criterios del American College of Rheumatology para la clasificación de la fibromialgia. Informe del comité de criterios multicéntrico. Artritis Rheum 33:160-172.

Yunus, MB. 1993. Investigación en fibromialgia y síndromes de dolor miofascial: estado actual, problemas y direcciones futuras. J Musculoskel Pain 1(1):23-41.