Imprimir
Jueves, 03 Marzo 2011 19: 40

equilibrio

Valora este artículo
(Vote 1)

Función del sistema de equilibrio

Entrada

La percepción y el control de la orientación y el movimiento del cuerpo en el espacio se logra mediante un sistema que involucra la entrada simultánea de tres fuentes: la visión, el órgano vestibular en el oído interno y sensores en los músculos, las articulaciones y la piel que brindan información somatosensorial o “propioceptiva”. información sobre el movimiento del cuerpo y el contacto físico con el entorno (figura 1). La entrada combinada se integra en el sistema nervioso central que genera acciones apropiadas para restablecer y mantener el equilibrio, la coordinación y el bienestar. La falta de compensación en cualquier parte del sistema puede producir malestar, mareos e inestabilidad que pueden producir síntomas y/o caídas.

Figura 1. Esquema de los principales elementos del sistema de equilibrio

SEN050F1

El sistema vestibular registra directamente la orientación y el movimiento de la cabeza. El laberinto vestibular es una diminuta estructura ósea situada en el oído interno y comprende el canales semicirculares lleno de líquido (endolinfa) y el otolitos (Figura 6). Los tres canales semicirculares están colocados en ángulo recto para que la aceleración pueda detectarse en cada uno de los tres posibles planos de movimiento angular. Durante los giros de cabeza, el movimiento relativo de la endolinfa dentro de los canales (causado por la inercia) da como resultado la desviación de la cilios proyectándose desde las células sensoriales, induciendo un cambio en la señal neural de estas células (figura 2). Los otolitos contienen cristales pesados ​​(otoconía) que responden a cambios en la posición de la cabeza en relación con la fuerza de la gravedad y a la aceleración o desaceleración lineal, doblando nuevamente los cilios y alterando así la señal de las células sensoriales a las que están unidos.

 

 

 

Figura 2. Diagrama esquemático del laberinto vestibular.

SEN050F2

 

Figura 3. Representación esquemática de los efectos biomecánicos de una inclinación de noventa grados (hacia delante) de la cabeza.

SEN050F3

moderna

Las interconexiones centrales dentro del sistema de equilibrio son extremadamente complejas; la información de los órganos vestibulares en ambos oídos se combina con la información derivada de la visión y el sistema somatosensorial en varios niveles dentro del tronco encefálico, el cerebelo y la corteza (Luxon 1984).

Salida

Esta información integrada proporciona la base no solo para la percepción consciente de la orientación y el movimiento propio, sino también para el control preconsciente de los movimientos oculares y la postura, por medio de lo que se conoce como reflejos vestibulooculares y vestibuloespinales. El propósito del reflejo vestibuloocular es mantener un punto estable de fijación visual durante el movimiento de la cabeza compensando automáticamente el movimiento de la cabeza con un movimiento ocular equivalente en la dirección opuesta (Howard 1982). Los reflejos vestibuloespinales contribuyen a la estabilidad postural y al equilibrio (Pompeiano y Allum 1988).

Disfunción del sistema de equilibrio

En circunstancias normales, la entrada de los sistemas vestibular, visual y somatosensorial es congruente, pero si se produce una aparente falta de coincidencia entre las diferentes entradas sensoriales del sistema de equilibrio, el resultado es una sensación subjetiva de mareo, desorientación o sentido ilusorio de movimiento. Si el mareo es prolongado o intenso se acompañará de síntomas secundarios como náuseas, sudoración fría, palidez, cansancio e incluso vómitos. La interrupción del control reflejo de los movimientos oculares y la postura puede dar como resultado una imagen visual borrosa o parpadeante, una tendencia a desviarse hacia un lado al caminar o tambalearse y caer. El término médico para la desorientación causada por la disfunción del sistema de equilibrio es "vértigo", que puede ser causado por un trastorno de cualquiera de los sistemas sensoriales que contribuyen al equilibrio o por una integración central defectuosa. Solo el 1 o el 2% de la población consulta a su médico cada año por vértigo, pero la incidencia de mareos y desequilibrio aumenta considerablemente con la edad. El “mareo por movimiento” es una forma de desorientación inducida por condiciones ambientales artificiales para las cuales nuestro sistema de equilibrio no ha sido equipado por la evolución, como el transporte pasivo en automóvil o barco (Crampton 1990).

Causas vestibulares del vértigo

Las causas más comunes de disfunción vestibular son la infección (vestibular laberintitis or neuronitis), o vértigo posicional paroxístico benigno (VPPB) que se desencadena principalmente al acostarse sobre un lado. Los ataques recurrentes de vértigo severo acompañados de pérdida de audición y ruidos (tinnitus) en un oído son típicos de un síndrome conocido como La enfermedad de Meniere. El daño vestibular también puede deberse a trastornos del oído medio (incluidas enfermedades bacterianas, traumatismos y colesteatoma), medicamentos ototóxicos (que deben usarse solo en emergencias médicas) y lesiones en la cabeza.

Causas periféricas no vestibulares de vértigo

Muchos médicos creen que los trastornos del cuello, que pueden alterar la información somatosensorial relacionada con el movimiento de la cabeza o interferir con el suministro de sangre al sistema vestibular, son una causa de vértigo. Las etiologías comunes incluyen lesiones por latigazo cervical y artritis. A veces, la inestabilidad está relacionada con una pérdida de sensibilidad en los pies y las piernas, que puede ser causada por diabetes, abuso de alcohol, deficiencia de vitaminas, daño a la médula espinal u otros trastornos. Ocasionalmente, el origen de las sensaciones de vértigo o del movimiento ilusorio del entorno puede atribuirse a alguna distorsión de la información visual. Una entrada visual anormal puede deberse a la debilidad de los músculos oculares o puede experimentarse al adaptarse a lentes potentes o anteojos bifocales.

Causas centrales del vértigo

Aunque la mayoría de los casos de vértigo son atribuibles a patología periférica (principalmente vestibular), los síntomas de desorientación pueden ser causados ​​por daños en el tronco encefálico, el cerebelo o la corteza. El vértigo debido a una disfunción central casi siempre se acompaña de algún otro síntoma de trastorno neurológico central, como sensaciones de dolor, hormigueo o entumecimiento en la cara o las extremidades, dificultad para hablar o tragar, dolor de cabeza, alteraciones visuales y pérdida del control motor o pérdida de la conciencia Las causas centrales más comunes de vértigo incluyen trastornos del suministro de sangre al cerebro (desde migraña hasta accidentes cerebrovasculares), epilepsia, esclerosis múltiple, alcoholismo y, en ocasiones, tumores. El mareo y el desequilibrio temporales son un efecto secundario potencial de una amplia gama de medicamentos, incluidos los analgésicos, anticonceptivos y medicamentos ampliamente utilizados para controlar las enfermedades cardiovasculares, la diabetes y la enfermedad de Parkinson, y en particular los medicamentos de acción central como estimulantes, sedantes, anticonvulsivos, antidepresivos y tranquilizantes (Ballantyne y Ajodhia 1984).

Diagnostico y tratamiento

Todos los casos de vértigo requieren atención médica para garantizar que se detecten las condiciones peligrosas (relativamente poco comunes) que pueden causar vértigo y se brinde el tratamiento adecuado. Se pueden administrar medicamentos para aliviar los síntomas del vértigo agudo a corto plazo y, en casos excepcionales, es posible que se requiera cirugía. Sin embargo, si el vértigo es causado por un trastorno vestibular, los síntomas generalmente desaparecerán con el tiempo a medida que los integradores centrales se adapten al patrón alterado de entrada vestibular, de la misma manera que los marineros expuestos continuamente al movimiento de las olas adquieren gradualmente sus "piernas de mar". ”. Para que esto ocurra, es fundamental seguir realizando movimientos enérgicos que estimulen el sistema de equilibrio, aunque en un principio provoquen mareos y molestias. Dado que los síntomas del vértigo son aterradores y vergonzosos, los pacientes pueden necesitar fisioterapia y apoyo psicológico para combatir la tendencia natural a restringir sus actividades (Beyts 1987; Yardley 1994).

Vértigo en el lugar de trabajo

Los factores de riesgo

El mareo y la desorientación, que pueden volverse crónicos, es un síntoma común en los trabajadores expuestos a solventes orgánicos; además, la exposición a largo plazo puede provocar signos objetivos de disfunción del sistema de equilibrio (p. ej., control anormal del reflejo vestibular-ocular) incluso en personas que no experimentan mareos subjetivos (Gyntelberg et al. 1986; Möller et al. 1990). Los cambios de presión que se producen al volar o bucear pueden dañar el órgano vestibular, lo que provoca vértigo repentino y pérdida de la audición que requieren tratamiento inmediato (Head 1984). Hay algunas pruebas de que la pérdida de audición inducida por el ruido puede ir acompañada de daños en los órganos vestibulares (van Dijk 1986). Las personas que trabajan durante largos períodos frente a las pantallas de las computadoras a veces se quejan de mareos; la causa de esto sigue sin estar clara, aunque puede estar relacionada con la combinación de rigidez en el cuello y entrada visual en movimiento.

Dificultades laborales

Los ataques inesperados de vértigo, como los que ocurren en la enfermedad de Menière, pueden causar problemas a las personas cuyo trabajo implica alturas, conducción, manejo de maquinaria peligrosa o responsabilidad por la seguridad de los demás. Una mayor susceptibilidad a la cinetosis es un efecto común de la disfunción del sistema de equilibrio y puede interferir con los viajes.

Conclusión

El equilibrio se mantiene mediante un sistema multisensorial complejo, por lo que la desorientación y el desequilibrio pueden deberse a una amplia variedad de etiologías, en particular a cualquier condición que afecte el sistema vestibular o la integración central de la información perceptiva para la orientación. En ausencia de daño neurológico central, la plasticidad del sistema de equilibrio normalmente permitirá que el individuo se adapte a las causas periféricas de desorientación, ya sean trastornos del oído interno que alteran la función vestibular o entornos que provocan mareos por movimiento. Sin embargo, los ataques de mareos a menudo son impredecibles, alarmantes e incapacitantes, y puede ser necesaria la rehabilitación para restaurar la confianza y ayudar a la función del equilibrio.

 

Atrás

Leer 9244 veces Última modificación el martes, 11 Octubre 2011 21: 05