Miércoles, febrero 16 2011 00: 42

Control de Ambientes Interiores: Principios Generales

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Las personas en entornos urbanos pasan entre el 80 y el 90% de su tiempo en espacios interiores mientras realizan actividades sedentarias, tanto en el trabajo como en el tiempo libre. (Ver figura 1).

Figura 1. Los habitantes urbanos pasan del 80 al 90 % de su tiempo en interiores

IEN010F1

Este hecho llevó a la creación dentro de estos espacios interiores de ambientes más confortables y homogéneos que los que se encuentran al aire libre con sus condiciones climáticas cambiantes. Para que esto fuera posible, el aire dentro de estos espacios tuvo que ser acondicionado, calentándose durante la estación fría y enfriándose durante la estación cálida.

Para que la climatización fuera eficiente y rentable era necesario controlar el aire que entraba en los edificios desde el exterior, del que no se podía esperar que tuviera las características térmicas deseadas. El resultado fueron edificios cada vez más herméticos y un control más estricto de la cantidad de aire ambiental que se utilizaba para renovar el aire interior estancado.

La crisis energética de principios de la década de 1970, y la consiguiente necesidad de ahorrar energía, representó otro estado de cosas, a menudo responsable de reducciones drásticas en el volumen de aire ambiental utilizado para renovación y ventilación. Lo que se hacía comúnmente entonces era reciclar el aire dentro de un edificio muchas veces. Esto se hizo, por supuesto, con el objetivo de reducir el costo del aire acondicionado. Pero algo más empezó a ocurrir: el número de quejas, molestias y/o problemas de salud de los ocupantes de estos edificios aumentó considerablemente. Esto, a su vez, incrementó los costos sociales y económicos por el ausentismo y llevó a los especialistas a estudiar el origen de quejas que, hasta entonces, se pensaban independientes de la contaminación.

No es complicado explicar qué ha provocado la aparición de las quejas: los edificios se construyen cada vez de forma más hermética, se reduce el volumen de aire suministrado para la ventilación, se utilizan más materiales y productos para el aislamiento térmico de los edificios, el número de productos químicos y los materiales sintéticos empleados se multiplican y diversifican y se pierde progresivamente el control individual del entorno. El resultado es un ambiente interior cada vez más contaminado.

Los ocupantes de edificios con ambientes degradados reaccionan entonces, en su mayoría, expresando quejas sobre aspectos de su entorno y presentando síntomas clínicos. Los síntomas más comunes son los siguientes: irritación de las mucosas (ojos, nariz y garganta), dolores de cabeza, dificultad para respirar, mayor incidencia de resfriados, alergias, etc.

Cuando llega el momento de definir las posibles causas que desencadenan estas quejas, la aparente sencillez de la tarea da paso de hecho a una situación muy compleja en la que se intenta establecer la relación de causa y efecto. En este caso hay que fijarse en todos los factores (ambientales o de otro origen) que pueden estar implicados en las dolencias o los problemas de salud que han aparecido.

La conclusión, después de muchos años de estudiar este problema, es que estos problemas tienen múltiples orígenes. Las excepciones son aquellos casos en los que la relación de causa y efecto ha sido claramente establecida, como en el caso del brote de la enfermedad del legionario, por ejemplo, o los problemas de irritación o de aumento de la sensibilidad debido a la exposición al formaldehído.

El fenómeno recibe el nombre de El síndrome del edificio enfermo, y se define como aquellos síntomas que afectan a los ocupantes de un edificio en los que las quejas por malestar son más frecuentes de lo que razonablemente cabría esperar.

La Tabla 1 muestra algunos ejemplos de contaminantes y las fuentes de emisión más comunes que pueden estar asociadas con una caída en la calidad del aire interior.

Además de la calidad del aire interior, que se ve afectada por contaminantes químicos y biológicos, el síndrome del edificio enfermo se atribuye a muchos otros factores. Algunos son físicos, como el calor, el ruido y la iluminación; algunos son psicosociales, entre los que destacan la forma en que se organiza el trabajo, las relaciones laborales, el ritmo de trabajo y la carga de trabajo.

Tabla 1. Los contaminantes interiores más comunes y sus fuentes

Planta

Fuentes de emisión

Contaminante

Exteriores

Fuentes fijas

 
 

Sitios industriales, producción de energía.

Dióxido de azufre, óxidos de nitrógeno, ozono, partículas, monóxido de carbono, compuestos orgánicos

 

Vehículos motores

Monóxido de carbono, plomo, óxidos de nitrógeno

 

Suelo

Radón, microorganismos

De Interior

Materiales de construcción

 
 

piedra, hormigón

Radón

 

Compuestos de madera, chapa

formaldehído, compuestos orgánicos

 

Aislamiento

formaldehído, fibra de vidrio

 

Retardantes de fuego

Amianto

 

Pintar

Compuestos orgánicos, plomo

 

Equipos e instalaciones

 
 

Sistemas de calefacción, cocinas.

Monóxido y dióxido de carbono, óxidos de nitrógeno, compuestos orgánicos, partículas

 

Fotocopiadoras

Ozone

 

Sistema de ventilación

fibras, microorganismos

 

Ocupantes

 
 

Actividad metabólica

Dióxido de carbono, vapor de agua, olores

 

Actividad biológica

Microorganismos

 

Actividad humana

 
 

Fumar

Monóxido de carbono, otros compuestos, partículas

 

Ambientadores

Fluorocarbonos, olores

 

Limpieza

Compuestos orgánicos, olores.

 

Ocio, actividades artísticas

Compuestos orgánicos, olores.

 

El aire interior juega un papel muy importante en el síndrome del edificio enfermo, por lo que controlar su calidad puede ayudar, en la mayoría de los casos, a corregir o ayudar a mejorar las condiciones que conducen a la aparición del síndrome. Sin embargo, debe recordarse que la calidad del aire no es el único factor que debe considerarse al evaluar los ambientes interiores.

Medidas para el Control de Ambientes Interiores

La experiencia demuestra que la mayoría de los problemas que ocurren en ambientes interiores son el resultado de decisiones tomadas durante el diseño y construcción de un edificio. Aunque estos problemas pueden solucionarse posteriormente mediante la adopción de medidas correctoras, cabe señalar que prevenir y corregir las deficiencias durante el diseño del edificio es más eficaz y rentable.

La gran variedad de posibles fuentes de contaminación determina la multiplicidad de acciones correctivas que se pueden tomar para controlarlas. El diseño de un edificio puede involucrar a profesionales de diversos campos, como arquitectos, ingenieros, diseñadores de interiores y otros. Por lo tanto, es importante en esta etapa tener en cuenta los diferentes factores que pueden contribuir a eliminar o minimizar los posibles problemas futuros que puedan surgir debido a la mala calidad del aire. Los factores que se deben considerar son

  • selección del sitio
  • diseño arquitectonico
  • selección de materiales
  • sistemas de ventilación y aire acondicionado utilizados para controlar la calidad del aire interior.

 

Selección de un sitio de construcción

La contaminación del aire puede tener su origen en fuentes cercanas o alejadas del sitio elegido. Este tipo de contaminación incluye, en su mayor parte, gases orgánicos e inorgánicos que resultan de la combustión, ya sea de vehículos automotores, plantas industriales o plantas eléctricas cercanas al sitio, y partículas suspendidas en el aire de diversos orígenes.

La contaminación que se encuentra en el suelo incluye compuestos gaseosos de materia orgánica enterrada y radón. Estos contaminantes pueden penetrar en la edificación a través de grietas en los materiales de construcción que están en contacto con el suelo o por migración a través de materiales semipermeables.

Cuando la construcción de un edificio se encuentra en las etapas de planificación, se deben evaluar los diferentes sitios posibles. Se debe elegir el mejor sitio, teniendo en cuenta estos hechos e información:

  1. Datos que muestran los niveles de contaminación ambiental en la zona, para evitar fuentes de contaminación lejanas.
  2. Análisis de fuentes de contaminación adyacentes o cercanas, tomando en cuenta factores tales como la cantidad de tráfico vehicular y posibles fuentes de contaminación industrial, comercial o agrícola.
  3. Los niveles de contaminación en el suelo y el agua, incluidos los compuestos orgánicos volátiles o semivolátiles, el gas radón y otros compuestos radiactivos que resultan de la desintegración del radón. Esta información es útil si se debe tomar la decisión de cambiar el sitio o tomar medidas para mitigar la presencia de estos contaminantes dentro del futuro edificio. Entre las medidas que se pueden tomar están el sellado efectivo de los canales de penetración o el diseño de sistemas generales de ventilación que aseguren una presión positiva dentro del futuro edificio.
  4. Información sobre el clima y la dirección del viento predominante en la zona, así como las variaciones diarias y estacionales. Estas condiciones son importantes para decidir la orientación adecuada del edificio.

 

Por otra parte, las fuentes locales de contaminación deben controlarse mediante diversas técnicas específicas, como el drenaje o la limpieza del suelo, la despresurización del suelo o el uso de deflectores arquitectónicos o escénicos.

Diseño arquitectonico

La integridad de un edificio ha sido, durante siglos, un mandato fundamental a la hora de planificar y diseñar un nuevo edificio. Para ello se ha tenido en cuenta, hoy como ayer, la capacidad de los materiales para soportar la degradación por la humedad, los cambios de temperatura, el movimiento del aire, las radiaciones, el ataque de agentes químicos y biológicos o los desastres naturales.

El hecho de que los factores antes mencionados deban ser considerados al emprender cualquier proyecto arquitectónico no es un problema en el contexto actual: además, el proyecto debe implementar las decisiones correctas con respecto a la integridad y el bienestar de los ocupantes. Durante esta fase del proyecto se deben tomar decisiones sobre aspectos como el diseño de espacios interiores, la selección de materiales, la ubicación de actividades que podrían ser fuentes potenciales de contaminación, las aberturas del edificio hacia el exterior, las ventanas y el sistema de ventilación.

Aberturas de edificios

Las medidas efectivas de control durante el diseño del edificio consisten en planificar la ubicación y orientación de estas aberturas con miras a minimizar la cantidad de contaminación que puede ingresar al edificio desde fuentes de contaminación previamente detectadas. Deben tenerse en cuenta las siguientes consideraciones:

  • Las aberturas deben estar alejadas de fuentes de contaminación y no en la dirección predominante del viento. Cuando las aberturas estén cerca de fuentes de humo o escape, el sistema de ventilación debe planificarse para producir presión de aire positiva en esa área para evitar el reingreso del aire ventilado, como se muestra en la figura 2.
  • Se debe prestar especial atención para garantizar el drenaje y evitar filtraciones donde la edificación entre en contacto con el suelo, hacia la cimentación, en las áreas que estén losetas, donde se ubican el sistema de drenaje y conductos, y otros sitios.
  • El acceso a los muelles de carga y los garajes debe construirse lejos de los lugares normales de entrada de aire del edificio, así como de las entradas principales.

 

Figura 2. Penetración de la contaminación desde el exterior

IEN010F2

Windows

Durante los últimos años se ha invertido la tendencia observada en los años 1970 y 1980, y ahora se tiende a incluir ventanas funcionales en los nuevos proyectos arquitectónicos. Esto confiere varias ventajas. Uno de ellos es la capacidad de proporcionar ventilación suplementaria en aquellas áreas (se espera que sean pocas) que lo necesiten, suponiendo que el sistema de ventilación tenga sensores en esas áreas para evitar desequilibrios. Debe tenerse en cuenta que la capacidad de abrir una ventana no siempre garantiza que entre aire fresco en un edificio; si el sistema de ventilación está presurizado, abrir una ventana no proporcionará ventilación adicional. Otras ventajas son de carácter claramente psicosocial, permitiendo a los ocupantes un cierto grado de control individual sobre su entorno y acceso directo y visual al exterior.

Protección contra la humedad

Los principales medios de control consisten en reducir la humedad en los cimientos del edificio, donde los microorganismos, especialmente los hongos, pueden propagarse y desarrollarse con frecuencia.

Deshumidificar la zona y presurizar el suelo puede evitar la aparición de agentes biológicos y también puede evitar la penetración de contaminantes químicos que puedan estar presentes en el suelo.

Sellar y controlar las áreas cerradas del edificio más susceptibles a la humedad del aire es otra medida que se debe considerar, ya que la humedad puede dañar los materiales utilizados para revestir el edificio, con el resultado de que estos materiales pueden convertirse en una fuente de contaminación microbiológica. .

Planificación de espacios interiores.

Es importante conocer durante las etapas de planificación el uso que se le dará al edificio o las actividades que se llevarán a cabo en él. Es importante sobre todo saber qué actividades pueden ser fuente de contaminación; este conocimiento se puede utilizar para limitar y controlar estas posibles fuentes de contaminación. Algunos ejemplos de actividades que pueden ser fuentes de contaminación dentro de un edificio son la preparación de alimentos, la imprenta y las artes gráficas, fumar y el uso de fotocopiadoras.

La ubicación de estas actividades en lugares específicos, separados y aislados de otras actividades, debe decidirse de tal manera que los ocupantes del edificio se vean afectados lo menos posible.

Es recomendable que estos procesos estén provistos de un sistema de extracción localizada y/o sistemas generales de ventilación con características especiales. La primera de estas medidas está destinada a controlar los contaminantes en la fuente de emisión. El segundo, aplicable cuando las fuentes son numerosas, cuando se encuentran dispersas en un espacio determinado o cuando el contaminante es extremadamente peligroso, debe cumplir con los siguientes requisitos: debe ser capaz de proporcionar volúmenes de aire nuevo adecuados a las condiciones establecidas. estándares para la actividad en cuestión, no debe reutilizar nada del aire mezclándolo con el flujo general de ventilación del edificio y debe incluir extracción de aire forzado adicional cuando sea necesario. En tales casos, el flujo de aire en estos lugares debe planificarse cuidadosamente para evitar la transferencia de contaminantes entre espacios contiguos, creando, por ejemplo, presión negativa en un espacio determinado.

A veces, el control se logra eliminando o reduciendo la presencia de contaminantes en el aire mediante filtración o limpieza química del aire. Al utilizar estas técnicas de control, se deben tener en cuenta las características físicas y químicas de los contaminantes. Los sistemas de filtración, por ejemplo, son adecuados para la eliminación de partículas del aire, siempre que la eficiencia del filtro coincida con el tamaño de las partículas que se filtran, pero permiten el paso de gases y vapores.

La eliminación de la fuente de contaminación es la forma más eficaz de controlar la contaminación en los espacios interiores. Un buen ejemplo que ilustra el punto son las restricciones y prohibiciones de fumar en el lugar de trabajo. Donde se permite fumar, generalmente se restringe a áreas especiales que están equipadas con sistemas de ventilación especiales.

Selección de materiales

Al tratar de prevenir posibles problemas de contaminación dentro de un edificio, se debe prestar atención a las características de los materiales utilizados para la construcción y decoración, el mobiliario, las actividades laborales normales que se realizarán, la forma en que se limpiará y desinfectará el edificio y la forma en que se controlarán los insectos y otras plagas. También es posible reducir los niveles de compuestos orgánicos volátiles (COV), por ejemplo, considerando solo materiales y muebles que tengan tasas conocidas de emisión de estos compuestos y seleccionando aquellos con los niveles más bajos.

Hoy en día, si bien algunos laboratorios e instituciones han realizado estudios sobre emisiones de este tipo, la información disponible sobre las tasas de emisión de contaminantes por materiales de construcción es escasa; esta escasez se ve agravada además por la gran cantidad de productos disponibles y la variabilidad que presentan en el tiempo.

A pesar de esta dificultad, algunos productores han comenzado a estudiar sus productos ya incluir, generalmente a pedido del consumidor o del profesional de la construcción, información sobre las investigaciones realizadas. Los productos están cada vez más etiquetados ambientalmente seguro, Pintura no-toxica y así sucesivamente.

Sin embargo, aún quedan muchos problemas por superar. Ejemplos de estos problemas incluyen el alto costo de los análisis necesarios tanto en tiempo como en dinero; la falta de estándares para los métodos utilizados para analizar las muestras; la complicada interpretación de los resultados obtenidos debido a la falta de conocimiento de los efectos en la salud de algunos contaminantes; y la falta de acuerdo entre los investigadores sobre si los materiales con altos niveles de emisión que emiten durante un corto período de tiempo son preferibles a los materiales con bajos niveles de emisión que emiten durante períodos de tiempo más largos.

Pero lo cierto es que en los próximos años el mercado de los materiales de construcción y decoración será más competitivo y estará sometido a una mayor presión legislativa. Esto dará como resultado la eliminación de algunos productos o su sustitución por otros productos que tienen tasas de emisión más bajas. Medidas de este tipo ya se están tomando con los adhesivos utilizados en la producción de tejido de moqueta para tapicería y se ejemplifican aún más con la eliminación de compuestos peligrosos como el mercurio y el pentaclorofenol en la producción de pintura.

Hasta que se conozca más y madure la regulación legislativa en este campo, las decisiones sobre la selección de los materiales y productos más adecuados para su uso o instalación en las nuevas edificaciones quedarán en manos de los profesionales. Aquí se describen algunas consideraciones que pueden ayudarlos a llegar a una decisión:

  • La información debe estar disponible sobre la composición química del producto y las tasas de emisión de cualquier contaminante, así como cualquier información sobre la salud, la seguridad y la comodidad de los ocupantes expuestos a ellos. Esta información debe ser proporcionada por el fabricante del producto.
  • Se deben seleccionar productos que tengan las tasas de emisión más bajas posibles de cualquier contaminante, prestando especial atención a la presencia de compuestos cancerígenos y teratogénicos, irritantes, toxinas sistémicas, compuestos odoríferos, etc. Los adhesivos o materiales que presenten grandes superficies de emisión o absorción, tales como materiales porosos, textiles, fibras sin recubrir y similares, deberán especificarse y restringirse su uso.
  • Se deben implementar procedimientos preventivos para el manejo e instalación de estos materiales y productos. Durante y después de la instalación de estos materiales se debe ventilar exhaustivamente el espacio y Sacar del horno El proceso (ver más abajo) debe usarse para curar ciertos productos. También se deben aplicar las medidas higiénicas recomendadas.
  • Uno de los procedimientos recomendados para minimizar la exposición a las emisiones de nuevos materiales durante las etapas de instalación y acabado, así como durante la ocupación inicial del edificio, es ventilar el edificio durante 24 horas con 100 por ciento de aire exterior. La eliminación de compuestos orgánicos mediante el uso de esta técnica evita la retención de estos compuestos en materiales porosos. Estos materiales porosos pueden actuar como depósitos y fuentes posteriores de contaminación, ya que liberan los compuestos almacenados en el medio ambiente.
  • Incrementar la ventilación al máximo nivel posible antes de volver a ocupar un edificio después de que haya estado cerrado por un período, durante las primeras horas del día, y después de cierres de fin de semana o vacaciones, también es una medida conveniente que se puede implementar.
  • Un procedimiento especial, conocido como Sacar del horno, se ha utilizado en algunos edificios para “curar” nuevos materiales. Él Sacar del horno El procedimiento consiste en elevar la temperatura de un edificio durante 48 horas o más, manteniendo al mínimo el flujo de aire. Las altas temperaturas favorecen la emisión de compuestos orgánicos volátiles. A continuación, se ventila el edificio y, por lo tanto, se reduce su carga contaminante. Los resultados obtenidos hasta el momento muestran que este procedimiento puede ser efectivo en algunas situaciones.

 

Sistemas de ventilación y control de climas interiores

En espacios cerrados, la ventilación es uno de los métodos más importantes para el control de la calidad del aire. Hay tantas fuentes de contaminación en estos espacios, y las características de estos contaminantes son tan variadas, que es casi imposible gestionarlos por completo en la etapa de diseño. La contaminación generada por los propios ocupantes del edificio, por las actividades que realizan y los productos que utilizan para su higiene personal, son un ejemplo de ello; en general, estas fuentes de contaminación están fuera del control del diseñador.

La ventilación es, por lo tanto, el método de control normalmente utilizado para diluir y eliminar los contaminantes de los espacios interiores contaminados; puede realizarse con aire exterior limpio o aire reciclado convenientemente purificado.

Es necesario considerar muchos puntos diferentes al diseñar un sistema de ventilación para que sirva como un método adecuado de control de la contaminación. Entre ellos están la calidad del aire exterior que se utilizará; los requerimientos especiales de ciertos contaminantes o de su fuente generadora; el mantenimiento preventivo del propio sistema de ventilación, que también debe ser considerado una posible fuente de contaminación; y la distribución del aire en el interior del edificio.

La Tabla 2 resume los puntos principales que se deben considerar en el diseño de un sistema de ventilación para el mantenimiento de ambientes interiores de calidad.

En un sistema de ventilación/aire acondicionado típico, el aire que se ha tomado del exterior y que se ha mezclado con una porción variable de aire reciclado pasa a través de diferentes sistemas de aire acondicionado, generalmente se filtra, se calienta o enfría según la estación y se humedece. o deshumidificado según sea necesario.

Tabla 2. Requisitos básicos para un sistema de ventilación por dilución

Componente del sistema
o función

Requisito

Dilución por aire exterior

Debe garantizarse un volumen mínimo de aire por ocupante por hora.

 

El objetivo debe ser renovar el volumen de aire interior un mínimo de veces por hora.

 

El volumen de aire exterior suministrado debe aumentarse en función de la intensidad de las fuentes de contaminación.

 

Se debe garantizar la extracción directa al exterior de los espacios donde se desarrollarán actividades generadoras de contaminación.

Ubicaciones de entrada de aire

Debe evitarse colocar tomas de aire cerca de columnas de fuentes conocidas de contaminación.

 

Se deben evitar las áreas cercanas al agua estancada y los aerosoles que emanan de las torres de refrigeración.

 

Se debe evitar la entrada de cualquier animal y se debe evitar que las aves se posen o aniden cerca de las bocatomas.

Ubicación de la extracción de aire
viento

Los respiraderos de extracción deben colocarse lo más lejos posible de las ubicaciones de entrada de aire y debe aumentarse la altura del respiradero de descarga.

 

La orientación de las ventilaciones de descarga debe estar en la dirección opuesta a las campanas de entrada de aire.

Filtración y limpieza

Se deben utilizar filtros mecánicos y eléctricos para partículas.

 

Se debe instalar un sistema para la eliminación química de contaminantes.

Control microbiologico

Debe evitarse poner cualquier material poroso en contacto directo con las corrientes de aire, incluidos los de los conductos de distribución.

 

Se debe evitar la recolección de agua estancada donde se forma condensación en las unidades de aire acondicionado.

 

Se debe establecer un programa de mantenimiento preventivo y programar la limpieza periódica de humidificadores y torres de refrigeración.

Distribución del aire

Se debe eliminar y prevenir la formación de zonas muertas (donde no hay ventilación) y la estratificación del aire.

 

Es preferible mezclar el aire donde lo respiran los ocupantes.

 

Se deben mantener presiones adecuadas en todos los locales en función de las actividades que se realicen en ellos.

 

Los sistemas de propulsión y extracción de aire deben controlarse para mantener el equilibrio entre ellos.

 

Una vez tratado, el aire se distribuye por conductos a todas las zonas del edificio y se entrega a través de rejillas de dispersión. Luego se mezcla en los espacios ocupados intercambiando calor y renovando la atmósfera interior antes de que finalmente sea extraído de cada lugar por los conductos de retorno.

La cantidad de aire exterior que debe usarse para diluir y eliminar los contaminantes es objeto de mucho estudio y controversia. En los últimos años ha habido cambios en los niveles recomendados de aire exterior y en los estándares de ventilación publicados, en la mayoría de los casos implicando aumentos en los volúmenes de aire exterior utilizados. A pesar de ello, se ha señalado que estas recomendaciones son insuficientes para controlar eficazmente todas las fuentes de contaminación. Esto se debe a que los estándares establecidos se basan en la ocupación y no tienen en cuenta otras fuentes importantes de contaminación, como los materiales empleados en la construcción, el mobiliario y la calidad del aire extraído del exterior.

Por lo tanto, la cantidad de ventilación requerida debe basarse en tres consideraciones fundamentales: la calidad del aire que se desea obtener, la calidad del aire exterior disponible y la carga total de contaminación en el espacio que se ventilará. Este es el punto de partida de los estudios que ha llevado a cabo el profesor PO Fanger y su equipo (Fanger 1988, 1989). Estos estudios están orientados a establecer nuevos estándares de ventilación que cumplan con los requisitos de calidad del aire y que proporcionen un nivel aceptable de confort percibido por los ocupantes.

Uno de los factores que afecta la calidad del aire en los espacios interiores es la calidad del aire exterior disponible. Las características de las fuentes exteriores de contaminación, como el tráfico vehicular y las actividades industriales o agrícolas, ponen su control fuera del alcance de los diseñadores, propietarios y ocupantes del edificio. Es en casos de este tipo que las autoridades ambientales deben asumir la responsabilidad de establecer lineamientos de protección ambiental y de velar por su cumplimiento. Sin embargo, existen muchas medidas de control que se pueden aplicar y que son útiles para reducir y eliminar la contaminación del aire.

Como se mencionó anteriormente, se debe tener especial cuidado en la ubicación y orientación de los conductos de entrada y salida de aire, con el fin de evitar que la contaminación regrese al interior del edificio o de sus instalaciones (torres de refrigeración, conductos de cocina y baño, etc.) , así como de edificios en las inmediaciones.

Cuando el aire exterior o aire reciclado se encuentra contaminado, las medidas de control recomendadas consisten en filtrarlo y limpiarlo. El método más efectivo para eliminar partículas es con precipitadores electrostáticos y filtros de retención mecánica. Estos últimos serán más eficaces cuanto más precisos estén calibrados al tamaño de las partículas a eliminar.

El uso de sistemas capaces de eliminar gases y vapores por absorción y/o adsorción química es una técnica poco utilizada en situaciones no industriales; sin embargo, es común encontrar sistemas que enmascaran el problema de la contaminación, especialmente los olores, por ejemplo, mediante el uso de ambientadores.

Otras técnicas para limpiar y mejorar la calidad del aire consisten en utilizar ionizadores y ozonizadores. La prudencia sería la mejor política en el uso de estos sistemas para conseguir mejoras en la calidad del aire hasta que se conozcan claramente sus propiedades reales y sus posibles efectos negativos sobre la salud.

Una vez que el aire ha sido tratado y enfriado o calentado, se envía a los espacios interiores. Que la distribución del aire sea aceptable o no dependerá, en gran medida, de la selección, el número y la ubicación de las rejillas de difusión.

Dadas las diferencias de opinión sobre la eficacia de los diferentes procedimientos que deben seguirse para mezclar el aire, algunos diseñadores han comenzado a utilizar, en algunas situaciones, sistemas de distribución de aire que entregan aire a nivel del suelo o en las paredes como alternativa a las rejillas de difusión. en el techo. En cualquier caso, la ubicación de los registros de retorno debe planificarse cuidadosamente para evitar cortocircuitar la entrada y salida de aire, lo que impediría que se mezcle completamente como se muestra en la figura 3.

Figura 3. Ejemplo de cómo se puede cortocircuitar la distribución de aire en espacios interiores

IEN010F3

Dependiendo de cuán compartimentados estén los espacios de trabajo, la distribución del aire puede presentar una variedad de problemas diferentes. Por ejemplo, en espacios de trabajo abiertos donde las rejillas de difusión están en el techo, es posible que el aire de la habitación no se mezcle por completo. Este problema tiende a agravarse cuando el tipo de sistema de ventilación utilizado puede suministrar volúmenes variables de aire. Los conductos de distribución de estos sistemas están equipados con terminales que modifican la cantidad de aire suministrado a los conductos en función de los datos recibidos de los termostatos de área.

Puede surgir una dificultad cuando el aire fluye a un ritmo reducido a través de un número significativo de estos terminales, situación que surge cuando los termostatos de diferentes áreas alcanzan la temperatura deseada, y la potencia de los ventiladores que empujan el aire se reduce automáticamente. El resultado es que el flujo total de aire a través del sistema es menor, en algunos casos mucho menor, o incluso que la inmisión de aire exterior nuevo se interrumpe por completo. La colocación de sensores que controlan el flujo de aire exterior en la entrada del sistema puede garantizar que se mantenga un flujo mínimo de aire nuevo en todo momento.

Otro problema que surge regularmente es que el flujo de aire se bloquea debido a la colocación de particiones parciales o totales en el espacio de trabajo. Hay muchas maneras de corregir esta situación. Una forma es dejar un espacio abierto en el extremo inferior de los paneles que dividen los cubículos. Otras formas incluyen la instalación de ventiladores suplementarios y la colocación de las rejillas de difusión en el suelo. El uso de fancoils de inducción suplementarios ayuda a mezclar el aire y permite un control individualizado de las condiciones térmicas del espacio dado. Sin desmerecer la importancia de la calidad del aire per se y los medios para controlarlo, se debe tener en cuenta que un ambiente interior confortable se logra por el equilibrio de los diferentes elementos que lo afectan. Realizar cualquier acción, incluso una acción positiva, que afecte a uno de los elementos sin tener en cuenta al resto puede afectar el equilibrio entre ellos, dando lugar a nuevas quejas por parte de los ocupantes del edificio. Las tablas 3 y 4 muestran cómo algunas de estas acciones, destinadas a mejorar la calidad del aire interior, provocan el fallo de otros elementos de la ecuación, por lo que ajustar el entorno de trabajo puede tener repercusiones en la calidad del aire interior.

Tabla 3. Medidas de control de la calidad del aire interior y sus efectos en los ambientes interiores

la columna Acción

Efecto

Ambiente termal

Aumento del volumen de aire fresco.

Aumento de giros

Reducción de la humedad relativa para control de agentes microbiológicos

Humedad relativa insuficiente

Entorno acústico

Suministro intermitente de aire exterior para conservar
energía

Exposición intermitente al ruido

Entorno visual

Reducción en el uso de luces fluorescentes para reducir
contaminación fotoquímica

Reducción de la eficacia de la iluminación.

Entorno psicosocial

Oficinas abiertas

Pérdida de intimidad y de un espacio de trabajo definido

 

Tabla 4. Ajustes del ambiente de trabajo y sus efectos en la calidad del aire interior

la columna Acción

Efecto

Ambiente termal

Basar el suministro de aire exterior en energía térmica
consideraciones

Volúmenes insuficientes de aire fresco.

El uso de humidificadores.

Peligro microbiológico potencial

Entorno acústico

Incremento en el uso de materiales aislantes

Posible liberación de contaminantes.

Entorno visual

Sistemas basados ​​únicamente en iluminación artificial

Insatisfacción, mortalidad vegetal, crecimiento de agentes microbiológicos

Entorno psicosocial

Uso de equipos en el espacio de trabajo, como fotocopiadoras e impresoras.

Aumento del nivel de contaminación

 

Asegurar la calidad del entorno general de un edificio cuando se encuentra en etapa de diseño depende, en gran medida, de su gestión, pero sobre todo de una actitud positiva hacia los ocupantes de ese edificio. Los ocupantes son los mejores sensores en los que los propietarios del edificio pueden confiar para medir el correcto funcionamiento de las instalaciones destinadas a proporcionar un ambiente interior de calidad.

Los sistemas de control basados ​​en un enfoque de "Gran Hermano", que toman todas las decisiones que regulan los ambientes interiores, como la iluminación, la temperatura, la ventilación, etc., tienden a tener un efecto negativo en el bienestar psicológico y sociológico de los ocupantes. Los ocupantes ven entonces disminuida o bloqueada su capacidad para crear condiciones ambientales que satisfagan sus necesidades. Además, los sistemas de control de este tipo a veces son incapaces de cambiar para cumplir con los diferentes requisitos ambientales que pueden surgir debido a cambios en las actividades realizadas en un espacio determinado, el número de personas que trabajan en él o cambios en la forma en que se asigna el espacio.

La solución podría consistir en instalar un sistema de control centralizado del ambiente interior, con controles localizados regulados por los ocupantes. Esta idea, muy utilizada en el ámbito del entorno visual donde la iluminación general se complementa con una iluminación más localizada, debe ampliarse a otras preocupaciones: calefacción y aire acondicionado generales y localizados, suministro general y localizado de aire fresco, etc.

En resumen, se puede decir que en cada caso una parte de las condiciones ambientales debe ser optimizada mediante un control centralizado basado en consideraciones de seguridad, salud y económicas, mientras que las diferentes condiciones ambientales locales deben ser optimizadas por los usuarios del sistema. espacio. Diferentes usuarios tendrán diferentes necesidades y reaccionarán de manera diferente a las condiciones dadas. Un compromiso de este tipo entre las distintas partes redundará sin duda en una mayor satisfacción, bienestar y productividad.

 

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Leer 8168 veces Ultima modificacion el Jueves, octubre 13 2011 21: 27

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Referencias de control ambiental interior

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